Por los campos de la ribera
acercábanse con un caballero,
lleno de fuerza y de portento
que del norte era llegado,
con una cruz roja de cruzado
y un dragón bien alado.
Maravillado por sus laderas
sus montañas y su río,
quedó preso, quedó frío.
Con su galana caballería
llegó presto y con brío,
a las puertas del paraíso.
Murallas de gran estampa,
y almenas como en un castillo;
- abrid los portones, que el Rey ha venido!!!
Brillaba su imponente mirada
mientras su corazón había huido,
al galope, y sin ruido.
Observaba la gente alborotada
en sus quehaceres de mercado,
el calmo y sabio sultanato.
Parece gente acomodada
en este dócil fortificado,
rudo, y bien amurallado.
- Cierto, Bella es Al-Yazirat Suquar,
y el Nahr-Xúcar, bravo y frío,
ahora quedó atrás, ya es mío!
- Una morada aquí me espera,
y desde aquí Claudo regnum et adaperio,
con mi fuerza abro y cierro el reino.
- Marcada quedará esta luna,
y así lo dejaré bien escrito
en la hora, de mi dulce retiro.
- Importante será en la ruta
de cualquier religionario,
que de Cristo sea, fiel y partidario.
Por fidelísima, Al-yazirat ganó,
adorada en el paso de los siglos;
pues el Rey Conquistador aquí moró,
con su espada, y su amada aquí vivió.
Y en sus tres hijos el trono abdicó,
esos reinos que ha bien consiguió.
Más tarde, y tristemente, también murió.
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