dijous, 11 de juliol del 2019

Por sus saladas arenas


Hoy he visto su amanecer
con toda mi real calma.
Atrás se quedó esa rabia
de calor, fuego, tormentas,
callosidad incrustada
para la enemistad humana.
Y con sus primeras luces,
vi nacer un nuevo día
desde mi Este más central,
sobre mi paz más real.

Y mientras se alborota,
he vivido el momento
como el fiel signo inequívoco
que volverá aquel mañana,
aderezado de calma.
Volverá sí, aquel mañana
de amor y fraternidad.


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