Hay vientos turbios
en el zaguán del altillo,
donde reside desordenado
un caos de síntomas
en el baúl de las vivencias.
Hay vientos infectados
con sombras de larga duración,
donde la verdad muerde
las mañanas claras del rocio
y las vistas queman
las frías funciones
en las estaciones de la noche.
Cómo una lapa con amplificador
ingieren el libido sensorial
con sus marcas y pieles de piedra,
impregnados de dulces momentos
de sueño, vicio y vacíos de moral.
Viven y mueren resurgiendo
en el muelle del contrabando,
donde las vergüenzas sordas
se esconden de la vida
y se reducen por insignificantes
los dulces sueños vitales,
y en su mundo pretérito,
el viñedo de luz de oro.
en el zaguán del altillo,
donde reside desordenado
un caos de síntomas
en el baúl de las vivencias.
Hay vientos infectados
con sombras de larga duración,
donde la verdad muerde
las mañanas claras del rocio
y las vistas queman
las frías funciones
en las estaciones de la noche.
Cómo una lapa con amplificador
ingieren el libido sensorial
con sus marcas y pieles de piedra,
impregnados de dulces momentos
de sueño, vicio y vacíos de moral.
Viven y mueren resurgiendo
en el muelle del contrabando,
donde las vergüenzas sordas
se esconden de la vida
y se reducen por insignificantes
los dulces sueños vitales,
y en su mundo pretérito,
el viñedo de luz de oro.
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