Se esconden las letras
por entre los tabiques
de sazones hervidos,
allá donde emigra
la mirada de sombras
con resquicios de ojo.
Y muerden, o lo quieren,
vestirse en engaño
desde su perturbado
formato del ajeno,
caretas de antifaz.
Calzo entre sílabas
y me parto ausente
en la sima del llanto,
y dormitando mi ser;
leo lágrimas fresa
sabor a tinta de miel,
recitando pepitas
por sus negras semillas
en corazón manzana
y manjares de dátil
con los besos de aire
nublando alacenas.
Paso las hojas tiempo
navegando los ríos
en servicio alquiler,
entre papiros remo
y su brisa dolosa.
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