Nacen y mueren a diario
los días claros con su fornida luz
inmersos en sus retos y despechos
ante los desafíos del yo mismo,
y delante del residuo paso de quien creyó ser fuerte.
Siempre hay un hoy errado
con los flojos andares entre las avenidas
y ante los vastagos placeres de uno mismo
por entre los puzles de la controversia
de los que nacen y mueren con el tiempo,
mientras, en el movimiento;
viven y crecen en sumisión.
los días claros con su fornida luz
inmersos en sus retos y despechos
ante los desafíos del yo mismo,
y delante del residuo paso de quien creyó ser fuerte.
Siempre hay un hoy errado
con los flojos andares entre las avenidas
y ante los vastagos placeres de uno mismo
por entre los puzles de la controversia
de los que nacen y mueren con el tiempo,
mientras, en el movimiento;
viven y crecen en sumisión.
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