dijous, 26 d’abril del 2018

Con el corazón

Escucharé la nueva equidad
sobre la luz del tiempo
por aquel amargo cincel dorado,
que en las afueras del portal
y sobre el silo del espectador,
fueron pudriendo las raíces
condicionando la limpieza
y elevándose ante mí yo.
Escucharé el sonido del clima
para que la magia aborde
con los ojos de mí ser;
el camino transparente
que todo corazón requiere.


dimecres, 18 d’abril del 2018

Mi sentido

La arena se hunde bajo los pies,
la brisa acaricia el rostro,
las olas crean su música
y la paz se ahoga en el corazón
mientras las aves juegan al vuelo.

Hoy me he otorgado el milagro de su pasión
cuando el Sol brillaba sobre el mar
y el azul del cielo con sus nubles
eran mi techo.

dimarts, 17 d’abril del 2018

Moviendo ficha

Me ahogan las letras
el tiempo
los recuerdos
las falsedades
los no momentos
las traiciones
los silencios,
el día a día.
Me ahogan los quereres
los rechazos
las situaciones
las vistas
las no fuerzas,
el ayer sin el hoy del mañana.
Me ahogan los devaneos
los tableros
las tácticas
las cuadrículas
las derrotas,
la no luz en ti.
Me ahogan los porcentajes
el amor y el odio
el 50%,
tú.
Me ahogan las torres
los alfiles
los caballos
los peones
y la reina.
Me ahogan los tiempos
las diferencias
los colores,
y todos mis yo.
Me ahogo siendo el rey.


divendres, 13 d’abril del 2018

El puzle

Nacen y mueren a diario
los días claros con su fornida luz
inmersos en sus retos y despechos
ante los desafíos del yo mismo,
y delante del residuo paso de quien creyó ser fuerte.
Siempre hay un hoy errado
con los flojos andares entre las avenidas
y ante los vastagos placeres de uno mismo
por entre los puzles de la controversia
de los que nacen y mueren con el tiempo,
mientras, en el movimiento;
viven y crecen en sumisión.

divendres, 6 d’abril del 2018

Dulces mares de canela

Dice el hijo del Sol y el viento 
que no quiso alcanzar la luz,
que sólo pudo ser el vehiculo
que palpó los claros poros en el discurso de la lluvia
y en su turbia mirada por entre los dulces mares de canela.

Dice, que en su endeble cuerda,
continuó suspendido por esos ondulados rizos
cómo el fruto de aquellos ojos castaños pardos
que anidaron en un campo de frescas rosas,
los que se balanceaban tras la mirada
sonriendo en el festín del baile de la razón.

Dice el hijo del viento
que murió frío en la cueva del tardío sueño,
aquel que fué secuestrado antes de nacer
con el que se esclavizó preso
cómo un frágil admirador ausente.

Dice, que ya pasaron los años
en la barrica del roble sueño
esperando sobrio un sorbo que explote la cata en la gloria del paladar.