Y yacían cálidas sobre el regazo de unos sueños y deseos
Cual calma y silencio después de una tormenta,
Aquí, en el mar inmenso del inminente descanso
Con las galas de la noche
Y las corrientes de la indecisión,
Pero sobre el estado de toda una incomprensión.
Yacía bajo el regazo de sus verdades con la esperanza
Luchando contra las mentiras de sus brisas y sus vientos
Sobre un corazón sin pálpito lleno de luces fragmentadas
Por el surco de un vapor de claro fuego oscuro,
Que irreal y inalcanzable;
Cegaba la oscuridad de mi noche.
Y yacía, yacía a la espera del momento en que se estrellara
Contra la corteza de aire de nuestra tierra,
La tierra de nuestro ciclo en vida.
Aquí, la vida lucida y cerebrada
La aguardaba y celebraba por un sentir,
El sentir de una lluvia de claras y fugaces verdades,
Verdades como sus estelas, las Perseidas.
Cual calma y silencio después de una tormenta,
Aquí, en el mar inmenso del inminente descanso
Con las galas de la noche
Y las corrientes de la indecisión,
Pero sobre el estado de toda una incomprensión.
Yacía bajo el regazo de sus verdades con la esperanza
Luchando contra las mentiras de sus brisas y sus vientos
Sobre un corazón sin pálpito lleno de luces fragmentadas
Por el surco de un vapor de claro fuego oscuro,
Que irreal y inalcanzable;
Cegaba la oscuridad de mi noche.
Y yacía, yacía a la espera del momento en que se estrellara
Contra la corteza de aire de nuestra tierra,
La tierra de nuestro ciclo en vida.
Aquí, la vida lucida y cerebrada
La aguardaba y celebraba por un sentir,
El sentir de una lluvia de claras y fugaces verdades,
Verdades como sus estelas, las Perseidas.