dimarts, 30 d’abril del 2019

L'odi brolla

Mentre el món jutja la paraula
s'engul travesses de ments
i els murs caragolegen raons
per a fer tremolar balances
davant l'òbit dels nous ciutadans.

I queden uns pocs solitaris
fent front comú a les realitats.


Tus falsos ídolos

No puede el ave volar prisionero en su jaula aunque tenga alas, ni el viento guardar la raíz del balanceo del trigo aunque tenga un fuerte tallo, ni el pez salpicar cristalinas gotas de agua turbia aunque el arroyo caudaloso en mares desemboque, ni el fruto ser la sazón del pasto en el destiempo aunque grato salve la estación.

Jamás no podrá la boca morder más de lo que mastica ni tragar más de lo que crítica.

En su final, toda contracorriente se diluye en el vientre, se conoce al que miente, se disipa al falso y nulo creyente mientras se maldice al vidente, pero el tiempo; el tiempo siempre asiente.

Preso de libertad

Despierta mi pueblo entre alfileres
con las luces de futuro en la mañana.
Despierta el día que llega,
donde caerá el ocaso con sus sombras
con su voz de luz,
con sus manos libres,
preso de libertad.


dimecres, 24 d’abril del 2019

Once golpes de luz con faz de Luna

Su obra ha sido elegida finalista en el V Concurso de poesía  “Luz de luna" y formará parte de la antología que llevará el mismo nombre

Sobrevuela la estrella en mi camino
la que antaño fue Luna en el sentido,
corazón de tres en la colisión
bajo los mares de su gozo muerto.
Dimensiones de un navío sin puerto.
Sobrevuela en vago hastío ermitorio
un desenlace bajo el lado oscuro,
sumida en la suspensión más sublime
y amando círculo cual necedad;
donde su real pena, luz exime.


dilluns, 8 d’abril del 2019

Mi traición

Ya no rompen las olas del viento amarradas en aquel pasado, pero lloran escarchadas las lágrimas en el cincel venerado de tu puerto.
Ya no sufren los precios de la ignorancia, ni de aquel qué dirán, pero crujen heridas y sílabadas presas de razón las hermanas de los sentimientos.
Ya no llora, no sangra,
ya no roza, no goza el sendero que destroza mi tejado azulado con estrellas algodoneras.
Ya no parpadea el suspiro incomprendido de la culpabilidad en el polvoriento amarre de las tierras lejanas.